BREVERÍAS de Gerardo Mendive


    

Hay muchos tipos de libros. La guía telefónica, utilísima y aburridísima, hoy olvidada por los viejos y desconocida por los jóvenes. El diccionario, una suerte de libro sagrado para los exquisitos del lenguaje y soporte indispensable para lectores, libro de salpicaduras, no de zambullidas desde la primera hasta la última página. Hoy, el mataburros según el ídem lunfa, es más útil para apoyar un monitor o adornar un estante que para consultar; sus pasajeros se trasladaron a la consulta on line, con o sin RAE. Enciclopedias, manuales, libros científicos, almanaques del Banco de Seguros, Selecciones del Readers Digest elegían cuidadosamente a sus lectores y estos los seguían fielmente. Hoy, estos paquetes de papel, cartón y tinta son parcialmente desplazados por cúmulos y sucesiones de bits, caracteres y videos en pantallas de distintos formatos. Las novelas, libros de cuentos, poemas, obras de teatro, ensayos, llenaban bibliotecas públicas y privadas y ocupaban tiempo de cuerdos y locos lectores; aunque solo las primeras lograban secuestrar por horas a sus seguidores. Alonsos Quijano y Emmas Bovary se entregaban en cuerpo y alma a sus cataratas narrativas. Todavía hoy, se imprimen toneladas de papel y las librerías resisten el embate digital aunque marcadas por la fugacidad. Un amigo que publicó un ensayo histórico me contaba que la editorial anunció su baja del catálogo ¡apenas tres años después de su presentación! O sos best seller o terminás condenado a la trituradora o a las mesas de 3 x 500. No todo es tan oscuro, los sistemas de impresión digital permiten tiradas pequeñas o a demanda, y emitir un libro ya no depende necesariamente del apoyo editorial; eso sí, sin ilusiones de aparecer en las vidrieras de las librerías.

También hay muchos tipos de lectores. Gerardo Mendive es un buceador en océanos de páginas, cuanto más amarillas, mejor. Recorredor de librerías de viejo, va recogiendo frases, párrafos, páginas enteras que acumula en sus discos duros y luego las incorpora en sus habladurías, un blog al que alimenta semana a semana desde hace años. Muchos de esos textos, están ahora volviendo al papel bajo el neologístico título Breverías con sesgo nacionalista. Tengo en mis manos las uruguayas, pero también las hay mexicanas, argentinas y españolas. Como en la guía telefónica o el diccionario, ordenadas alfabéticamente -orden arbitrario si los hay-, decenas de palabras remiten a una cita textual más o menos breve provenientes de sus sesiones de buceo libresco. Él dice que no es autor sino compilador. Es un reincidente, ya en 2013 había publicado Diccionario de citas con una estructura similar, sin especificar fronteras estatales. Quizás en un futuro surja una nueva con carácter internacionalista, para complacer a quienes renegamos de himnos, fronteras y banderas. Reacias -por ahora- a ingresar al circuito comercial, las Breverías acceden a lectores selectos, aunque su lectura podría resultar muy útil y placentera para periodistas radiales, esos que entretienen simulando una charla informal y no preparada. Es una lectura no invasiva, invita a abrir el libro en cualquier página, dejando al azar, el encuentro con los disparos literarios de escritores que, generosamente, dejaron su huella escrita para que este arqueólogo literario las rescate y reviva. 

La tradición diccionaresca de Ambroise Bierce y Peloduro es reconvertida en este libro en el que las palabras referenciadas no son denotadas sino connotadas con los textos prestados en una asociación libre en la que el compilador deja paso al autor. Muchas de las citas, aluden al ser uruguayo, su idiosincrasia, sus perezas y virtudes. El lector -si es uruguayo, claro- es invitado a mirarse en el espejo de intelectuales, políticos, humoristas y periodistas. Todas, invitan a pensar. Promediando el libro aparece 

“fuente: Y es curioso: las gentes cuando citan un ❛dicho❜ de alguien, dicen: ❛como decía aquel❜. Y es suficiente, ¿no? Las carreras y las autoridades se desbaratan de un plumazo. Nada de marcas registradas, ni prestigios, ni premiados de aquí o allá. José Jiménez Lozano” 

Si me hubieran preguntado qué título le pondría al libro, hubiera dicho “Como decía aquel”. 

El libro se abre con una de las entradas del diccionario del disparate de Peloduro “abarcar” y se cierra con 

“zurcido: En Uruguay todo siempre se arregla conversando y nunca se arregla del todo. Carlos Maggi.” 

Por allá por la “o” aparece un imperdible obituario de Juan Zorrilla de San Martín por la muerte de Charles Darwin: 

“Acaba de fallecer en Estados Unidos (sic) el célebre Charles Darwin (...) será señalado como uno de los que han herido a la humanidad en sus fibras más vitales y más nobles: en su dignidad, en su origen divino y en su destino sublime e inmortal. Nadie que comprenda en toda su extensión lo que constituye la dignidad humana (...) podrá sin inconsecuencia glorificar la memoria del malogrado ingenio norteamericano (sic).” 

Cada uno es hijo de su tiempo, se dice, ¿será que Darwin y Zorrilla eran del mismo tiempo?


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ANTROPOCENO DESDE EL SUR

¿Ejército de reserva o gente descartable?

¿Idiotas útiles?